Origen de la enseñanza
Para comenzar, vamos a exponer los
orígenes del acto que nos define como futuros docentes, el de la enseñanza.
La enseñanza ha tenido una presencia histórica desde antes que la
propia formación de escuelas. La enseñanza es la base del progreso de la
humanidad. Dado esto es posible verificar que este arte se desarrolló antes
incluso que la escritura. Antes que esta nos comunicábamos y transmitíamos las
enseñanzas de forma oral.
La
necesidad de usar personas específicas para enseñar aparece en Egipto,
cuando se instruía en la escritura para ejercer como escribanos. Dependiendo de
la cultura, los valores que se enseñaban variaban de unas a otras: la espartana
se centraba más desde los siete años en la mejora de las capacidades físicas destinadas
al ejército. En Atenas dependiendo de la materia de la que se quería instruir
se contrataba a un maestro para impartirla a cambio de un sueldo. Se impartían
tres tipos de formación profesional: la paidotribes, encargado del desarrollo
intelectual, la grammatica, impartiendo la escritura y lectura, y la
kitharistés, una especie de educación física para desarrollar la forma física.
Algo parecido ocurrían en Roma.
En la época medieval, el cristianismo y la religión tuvieron un
papel fundamental para la creación de escuelas destinadas a la traducción de
escritos en su mayoría, ya que contaban con gran riqueza.
Hasta el siglo XIX no se formó ninguna escuela con profesores,
pero nunca se ha dejado de luchar por una mejor especialización de su carrera o
sus métodos de enseñanza al igual que del comportamiento y el entorno de los
alumnos. (El profesor a lo largo de la
historia, 2016)
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