Desviaciones sociales
Desviación social la conducta que viola lo que un agrupamiento espera normalmente de las personas de acuerdo a unas normas sociales, según Merton.
Merton definía cinco tipos de desviación social: la conformidad, la innovación, el retraimiento y la rebelión.
La conformidad, la reserva Merton para las personas que no se involucran en las conductas normales, aquellas que se conforman con las normas sociales y culturales ya existentes. La sociedad te pone ciertas metas según tu condición y clase social a la que pertenezcas, y el conformismo se produce cuando aceptas los medios que te ponen para lograr esos objetivos pre impuestos.
La innovación es una leve deformación de puntos de vista puestos anteriormente en los conformistas, aceptando objetivos como la riqueza y el poder, eso sí, su camino no es el correcto, desviando al individuo de las normas sociales. Un claro ejemplo podría ser un corredor de bolsa el cual usa información privilegiada para obtener el beneficio de la riqueza, símbolo de éxito puesto por la sociedad.
La desviación ritualista es la oposición de la anterior: este no acepta el objetivo pero si acepta el camino para lograrlo. Forma parte de una rutina, como seguir yendo al trabajo sin estar contento con las metas de tu jefe o si las rechazas abiertamente.
El retraimiento es una fusión entre las desviaciones innovadoras y ritualistas. Esta rechaza tanto las metas u objetivos de la sociedad como los medios para conseguirlos. Los drogadictos, transitorios o vagabundos son ejemplos de esta desviación. Estas desviaciones no son forzadas sino que implican una aceptación propia de voluntad y una elección consciente.
La desviación de rebelión se compone de terroristas, bandas revolucionarios,… En estos casos las personas de las que se componen estos grupos rechazan tanto en medio cultural como los sitios para obtenerlos. A diferencia del retraimiento, esta no busca otras alternativas, sino que se basa en la contracultura. Merton las clasificaba como “nuevos medios, nuevas metas”.
En la sociedad que nos rodea existe gran número de ejemplos de desviaciones sociales, ya sean por el alcohol, las drogas, la marginación, el abuso, la discriminación, etc., y muchas veces el origen de dichos problemas se fomentan en la escuela, como menciona López, “la educación es una condición necesaria para entrar a formar parte del actual conglomerado social” (López, 2005)
Una de las funciones de la escuela es la educación social, destinada a la futura interrelación del alumno con el entorno de sociedad, dicho por Quintana “trata de ayudar al individuo a que se realice en él, de forma correcta, la adaptación a la vida social y a sus normas que le permitirá alcanzar niveles satisfactorios de convivencia y participación en el seno de la comunidad” (Quintana, 1973)
La finalidad de dicha educación es la mejora del individuo en sí mismo y con el entorno, disminuyendo el número de afectados por la desviación social. Para ello, tiene mucho que ver con la educación de valores antes nombrada, las cuales van de la mano a la hora de procurar educar.
Es conveniente a la hora de hablar de desviación social, de no dejar de lado al otro entorno más sentido por el alumno, la familia.
Se han hecho numerosos estudios en los que se comprueba la gran influencia de la relación familiar y la del niño/a en su entorno.
La familia está encargada en educar en valores aún más que la escuela, también el rol de comportamiento según su estamento social, si existe un conflicto de valores transmitidos en la familia y la escuela, aparece el fracaso escolar.
Durante la historia, filósofos y pensadores como Platón, Karl Marx o Santo Tomás de Aquino hablaron de la gran importancia en el control de la familia con el fin de asegurar un buen comportamiento y continuidad del mismo en cada uno de sus proyectos de sociedad. En el momento en el que algo falla, en el que surge un comportamiento antisocial, el primer ámbito donde se fija la mirada con culpa es la familia, a la cual se le acusa de la mala sociabilización aportada por ella hacia sus inferiores.
Aquí surge un problema muy acarreado en la actualidad y es las discusiones que existen entre los profesores y las familias. ¿Debería la escuela ser la responsable únicamente de la sociabilización?. Claramente no, los padres son los principales representantes para sus hijos, sobre todo en la fase de imitación del niño, donde es esencial el buen y ejemplar testimonio de las figuras paternas, así me apoya y concluye Victoria Cardona en un artículo del periódico del ABC, “Los valores no se enseñan. Los valores los descubren los hijos a través del ejemplo de los padres”(Fominaya, 2012)
Bibliografía
López, F. (2005). La educación social especializada con personas. Revista de Educación, 58.
Quintana, M. (1973). Cuaderno H. Alegrete: Do Globo.
de procurar educar.
Fominaya, C. (14 de 12 de 2012). Los valores los inculcan los padres, no la escuela. ABC.
Las diez claves de la educación en Finlandia . (1 de 22 de 2015). Recuperado el 1 de 1 de 2017, de aulaPlaneta: http://www.aulaplaneta.com/2015/01/22/noticias-sobre-educacion/las-diez-claves-de-la-educacion-en-finlandia/
López, F. (2005). La educación social especializada con personas. Revista de Educación, 58.
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